viernes, 3 de diciembre de 2010

Maldito Narciso


Estaba sentada tomándose un café.Respirando entre el humo de una desayuno cotidiano.
Miró hacia la puerta de la cocina,frente a ella,y vió pasar a uno de sus amantes.No le reconoció,pero
sabía que era uno de ellos,uno de los que siempre pasan por su puerta.Siempre con una camiseta blanca de tirantes grasienta,como si volviesen del curro.

Hacía años,quizás décadas,que vivía sola.Se volvió demasiado exigente,demasiado selectiva,demasiado extrema,demasiado todo,y ya,no le quedaba más que una taza de porcelana que se compró ella misma.

Cada mañana veía pasar a esos hombres que ni la miraban,pasaban de largo.Ella ya estaba acostumbrada a su presencia,sin embargo,aún no la entendía.

Cierto amanecer invernal,se puso ante la puerta a verles pasar.Y fue entonces,al clavar la mirada en uno de ellos, cuando comprendió que todos los fallos que había puesto en su vida,habían tomado forma y se habían personificado.

Se miró al espejo y ella también tenía esa camiseta blanca grasienta,llena de mugre de no asearse en días,ella...ella era el fallo,la herían cosas que estaban en sus adentros.

Gritó por dentro,una estaca ahogada en llamas le atravesó el corazón.

¿Se odiaba a ella misma?



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