jueves, 4 de julio de 2013

Las pseudociencias nocturnas

Cierto día me encontré con un mago moderno en mitad de ninguna parte.No pintaba nada,pero lo raro es que ahora ya nada tiene sentido sin sus tercas explicaciones acerca del mundo.

Creía poseer la herramienta más capaz;la ciencia,para,según él llegar a las verdades absolutas que oculta el universo.
Quejábase del cinismo,del cultivo de las almas,de las mentes ancladas a cosas indemostrables,de la mediocridad sumisa a yugos antiguos,o a algunos modernos pero con bases antediluvianas.
Quejábase de la magia de la duda y el fracaso,aquella que hizo encender por primera vez la bombilla,el televisor,o la fogata en las cavernas.
Quejábase de las creencias sin causa ni fin.
Quejábase de las sinrazones.
Para él,el arte,era un ciclo de manifestaciones químico-físicas que serían predecibles algún día.

Decía que todo tiene un fundamento científico,y que algún día TODO se podría explicar mediante "el método",las probetas,y las leyes de algún clasicista.

Nunca se preguntó si la ciencia podría ser la religión de la que él era fiel devoto.

Al fin y al cabo,tenía confianza ciega en lo que seguía...igual que un sacerdote sigue a Dios por las esquinas.
Prometo que para sus adentros,Dios existe,y tiene las reacciones químicas y cerebrales que tiene el científico cuando ve,mira o toca alguna de sus verdades absolutas.

Y todo esto le decía yo al mago,al anochecer,que es cuando las ideas  irracionales llegan a la memoria.Bueno,según él serían cosas APARENTEMENTE irracionales,con un fundamento científico futuro.

-¿Todo tendrá una explicación?-le dije-,pues explícame los azares del destino.