martes, 14 de septiembre de 2010

Dulce e-lección


Cada vez que me miraste por detrás de las gafas,sabía que en mi interior plantabas una semilla que poco a poco iba creciendo.La regabas cada día con lecciones,halagos y sonrisas...altruismo incomprendido por mi parte pues yo sólo hacía molestarla y darle más trabajo.
Usted siempre quiso darme regalos de tiempo,tiempo extra que dedicaba al dibujo,tiempo
imaginando seres en aquel pupitre de los años 60.
Aun así,habiendo planeado desde aquella clase mi futuro casi al milímetro,no podía haber vaticinado que su influencia pudiese afectar tan directamente en mi vida.Jamás pensé en abandonarla,pero sí que en varias ocasiones recreé su muerte en mis sueños,para provocar a mi corazón y saber si su pérdida pudiese matarme a mí también.Casi exploto.
Por eso decidí ir a verla,porque no encontraba el equilibrio entre tenerla siempre y no tenerla,entre que fuese mi iluminación o que fuese la simple sombra que dibuja un ataúd polvoriento en plena luna llena.
Sigue como siempre.Grita,asusta y camina agobiada pero segura de sí misma.Aterroriza con su sabiduría y con su experiencia,e impregna a los valientes cariñosos con su aroma de batido de fresa inconfundible.Y dice que ya no sirve para dar ejemplo poniendo como escusa la edad...no sabe usted que hasta el diablo es más sabio por viejo.

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