Yo estaba en una esquina de aquel recinto cuando les ví.
Ella,desde un altar invisible le miraba,le suplicaba que al menos le dedicara un parpadeo,un cruce de pupilas.
En cambio,él,desde el cielo,no la dejaba desear,simplemente cumplía las intenciones ocultas de ella, al instante.
Me dirigí sigilosamente hasta rozar sus suaves hombros, que la verdad, me resultaron bastante atractivos al compararlos con los mios propios.Estaban tan suaves como las nubes a las que aspiraban.Sin embargo,sus extremos huesudos,parecían haberse clavado en la masa de aire.Inmóviles,sostenían su cabeza,y yo,que la contemplaba de perfil,pude ver el desliz de una lágrima.Su alma parecía poseida por algún fantasma.Miraba a los ojos de él con una fuerza desmesurada,y la la vez,con una dulzura que jamás yo podré sentir,ni tal sólo,imaginar que la siento.
De entre los ángeles de su reino,surgió una correspondencia en forma de guiño musical.
Ella,salió de su pétrea inmovilidad para dedicarle una simple sonrisa sincera.
Miré a mi alrededor,pero no pude moverme.Quise gritar,delatarles,pero me vi presa de una cárcel de tiempo infinito.Sólo pude mover el globo ocular para alcanzar a verles;él sonreía y el brillo de su mirada oscilaba,ella,no podía respirar pero no le importaba.
Con sus miradas,con su amor,habían conseguido parar el tiempo.Todos los que allí estábamos no entendíamos nada,pero tampoco pudimos manifestarlo porque no sabíamos como.El caso es que yo,sólo fui una humilde espectadora.
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